El sábado 20 de abril fuimos
de viaje a Aranda de Duero acompañando al equipo de balonmano del Anaitasuna.
Tras un largo trayecto de más de 300 km. atravesando
llanuras de Castilla en un día espléndido, llegamos a Aranda y nos dirigimos a
la Plaza del Trigo. Allí está la sede de la Peña
La Ribera, que celebraban su día de fiesta. Con ese motivo instalaron en el
exterior unas mesas en las cuales dispusieron un aperitivo, bien regado con
vinos de Ribera del Duero, que degustamos con agrado.
La sorpresa vino a continuación: había programada una visita
a una bodega y la bodega estaba debajo de nuestros pies. Galerías subterráneas,
a una profundidad de entre 9 y 12 metros, que recorren el centro de la ciudad
con una longitud de 7 kilómetros. Construidas en los siglos XI y XII para
guardar el vino de sus viñedos, en la actualidad son la sede de las numerosas peñas de Aranda.
Iniciamos a continuación un recorrido por el centro de la ciudad que nos llevó, en primer lugar, hasta la iglesia de Santa María. Es una preciosa construcción gótica de los siglos XV y XVI, con una portada espléndida de estilo gótico isabelino.
Fuimos a comer al Mesón Miguel y, ya cerca del
polideportivo, tocamos un rato hasta la hora del partido.
Conforme se acercaba la
hora, veíamos ríadas de gente acercándose al pabellón. Todo indicaba que el
ambiente sería espléndido y así fue. Los aficionados hablaban de una “olla a
presión”. Comprobamos que, efectivamente, la afición anima y presiona
muchísimo. Pero, deportivamente.
Nosotros, con las canciones que interpretamos, contribuimos a
alegrar más si cabe el ambiente y pudimos disfrutar del partido y el resultado
final favorable al Anaitasuna.
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